Menos crecimiento y menos inflación.

Esta es la previsión de los expertos para la economía latinoamericana en 2024.

Esto se debe en parte al contexto internacional: Estados Unidos y China crecerán menos este año.

Una tasa de crecimiento más lenta significa que se producirán menos bienes y servicios.

Por tanto, habrá menos empleo en una región donde la mitad de la fuerza laboral trabaja en el mercado informal, es decir, vive sin salario fijo ni contrato de trabajo.

“Seguiremos viendo economías resilientes, con indicadores estables, pero lamentablemente el nivel de crecimiento seguirá siendo bajo”, dice a BBC News Mundo el economista William Maloney, jefe del sector de América Latina del Banco Mundial. servicio).

El escenario parece desafiante si consideramos la lentitud de la actividad económica global, el menor comercio entre la región y otras partes del mundo, el bajo consumo interno y las huellas dejadas por las altas tasas de interés.

Éstas son las tendencias económicas de la región este año, según los expertos.

Señalan, por otro lado, que también hay oportunidades que se pueden aprovechar.

Bajo crecimiento económico

Según proyecciones del Banco Mundial, el crecimiento económico de América Latina este año será del 2,3%.

“Un nivel poco dinámico, insuficiente para combatir la pobreza y generar empleo”, afirma Maloney.

Aún más baja es la proyección de crecimiento realizada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

El organismo estima que el PIB (Producto Interno Bruto o suma de bienes y servicios) de la región crecerá apenas un 1,9%, con América del Sur registrando un crecimiento más lento que Centroamérica, México y el Caribe.

Este es un panorama influenciado por el mantenimiento de un bajo dinamismo en el crecimiento económico y el comercio a nivel global.

Aunque la inflación efectivamente ha disminuido, las tasas de interés en las principales economías desarrolladas se han mantenido altas.

Como resultado, los costos de financiamiento siguen siendo altos y muchos economistas esperan que se mantengan en ese nivel en los próximos años.

En el caso de América Latina, el bajo crecimiento esperado para 2024 está relacionado con el poco espacio de acción que tienen la política fiscal de los gobiernos y la política monetaria de los bancos centrales, según la Cepal.

“Los niveles de deuda pública, aunque se han reducido, siguen siendo elevados, lo que, sumado al aumento del coste de la financiación, restringe el espacio fiscal”, argumenta el organismo en su más reciente análisis regional.

La Cepal también descarta una fuerte reducción de las tasas de interés, porque un recorte más profundo en el costo del dinero podría afectar los flujos de capital hacia América Latina y el tipo de cambio, considerando que los países desarrollados aún mantienen tasas de interés altas, convenientes para los inversores.

Menos inflación
Ya pasaron los peores momentos de la ola inflacionaria que arrasó el mundo tras la pandemia.

Y la tendencia a la baja del coste de la vida continuará el próximo año, según las proyecciones de los economistas.

“La inflación seguirá desacelerándose, aunque todavía queda un largo camino por recorrer para alcanzar los objetivos que tienen los bancos centrales de cada país”, afirma Joan Domene, economista jefe para América Latina de la consultora Oxford Economics, en una entrevista con BBC News Mundo .

“Los bancos centrales serán cautelosos con los tipos de interés. No se espera un gran recorte, sólo una normalización de la política monetaria”, subraya.

“Si recortan demasiado, el tipo de cambio se deprecia, de ahí la necesidad de tener mucho cuidado”.

Los bancos centrales vigilan la llamada “inflación básica”, que se calcula excluyendo los precios de la energía y los alimentos, productos más volátiles, explica Domene.

“Hemos visto una caída sustancial de los precios de la energía y de los alimentos en los últimos meses. Lo que hay que normalizar ahora es la inflación subyacente porque es la que más tarda en disiparse”, añade.

Al comparar la región con el resto del mundo en términos inflacionarios, Maloney tiene una visión muy optimista.

“Los niveles en América Latina son más positivos que la inflación promedio de los países que integran la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico)”, afirma.

“Esperamos que la inflación siga cayendo y prevemos que los bancos centrales lograrán sus objetivos, por ejemplo, en Brasil, Chile, México y Perú”, añade.

La CEPAL proyecta que la inflación en América Latina será del 3,8% este año y del 3,2% el próximo.

En Brasil, la previsión más reciente del mercado para la inflación de este año, medida por el Índice Nacional Amplio de Precios al Consumidor (IPCA), es del 3,9%.

El dato fue divulgado en el último Boletín Focus, una encuesta que publica semanalmente el Banco Central (BC) con las expectativas de las instituciones financieras sobre los principales indicadores económicos.

La estimación para 2024 está por encima del centro de la meta de inflación que debería perseguir el BC.

Definida por el Consejo Monetario Nacional (CMN), la meta es del 3% para este año, con un rango de tolerancia de 1,5 puntos porcentuales hacia arriba o hacia abajo, es decir, entre 1,5% y 4,5%.

Si se confirma la previsión del 3,9%, estará dentro del objetivo, pero más cerca del techo que del suelo.

La expectativa de inflación para 2025 y 2026 es del 3,5%, en ambos años.

En cuanto al PIB, la previsión del mercado es un crecimiento del 1,52% este año.

El gobierno, sin embargo, tiene una proyección más optimista: 2,3%.

“Gran oportunidad”
Una buena alternativa para América Latina en el escenario actual, dicen los expertos, serían las inversiones en medio ambiente.

Sebastián Nieto, jefe para América Latina y el Caribe del Centro de Desarrollo de la OCDE, dice que hay “una enorme oportunidad para la creación de empleo con la transición verde”.

Según él, si América Latina invirtiera alrededor de tres puntos porcentuales del PIB en la economía verde, no sólo reduciría las emisiones de CO2, una de las principales causas del cambio climático, sino que también crearía empleos formales.

Con este nivel de inversión es posible incrementar el empleo en la producción sostenible de alimentos un 18% o un 14% en el transporte, argumenta Nieto, citando estudios recientes.

“Es necesario invertir de forma muy focalizada, y no sólo invertir en capital físico, sino también en capital humano”, afirma el economista.

Incluso a nivel político, destaca, “hay muchos gobiernos en América Latina que están a favor de esta agenda”.

“Ya estamos viendo algunos acuerdos para hacer un buen uso de los recursos renovables y exportarlos con valor añadido”, añade.

Para Nieto, la región tiene un potencial muy grande, porque un tercio de la energía latinoamericana es renovable, lo que se considera bastante alto a nivel internacional.

William Maloney, del Banco Mundial, tiene una opinión similar.

“América Latina tiene la matriz eléctrica más limpia del mundo, abundantes reservas de minerales importantes, como el litio y el cobre, y la posibilidad de generar hidrógeno verde, además de vastas reservas forestales”, argumenta.

El punto clave es cómo financiar las iniciativas que permitan a la región integrarse a la transición energética.

Y eso depende de la voluntad de cada gobierno.

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