Estados Unidos permitirá que los matrimonios con un cónyuge indocumentado puedan ajustar su estatus o legalizar su situación sin necesidad de que regrese a su país de origen para presentar una petición, confirmó a CNN un alto funcionario de la Administración Biden.
El programa beneficiaría a aquellos cónyuges que llegaron al país norteamericano antes del 17 de junio de 2014, quienes, además de estar legalmente casados con un ciudadano estadounidense, no deben representar una amenaza para Estados Unidos y cumplir con todos los trámites que serán publicados en fecha próxima en el Registro Federal.
Se espera que el programa esté listo a finales de septiembre, pero será solo por una vez, es decir, solo se beneficiará quien pueda demostrar que llegó el 17 de junio de 2014 o antes y no se ampliará a quienes llegaron después de esa fecha, de acuerdo con el funcionario.
Las medidas también incluyen visas para profesionales extranjeros recién graduados e incluye a los beneficiarios del Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés), implementado por el Gobierno de Barack Obama hace 12 años y que otorgó un estatus temporal para más de 700.000 jóvenes indocumentados.
Con la medida, que será anunciada este miércoles, esos profesionales podrán solicitar una visa de trabajo H1B -que lleva a la residencia permanente- sí obtienen una oferta formal de trabajo de un empleador dispuesto a patrocinarles el proceso.
El anuncio se da menos de 5 meses antes de las elecciones presidenciales y semanas después de la implementación de medidas más estrictas en la frontera entre Estados Unidos y México para limitar el ingreso de migrantes de manera irregular a pedir asilo.
Jaime Barrón, abogado de inmigración basado en Dallas, dijo estar emocionado con los cambios, pero atento a los recursos judiciales que puedan surgir contra la acción ejecutiva.
Según funcionarios de la Administración Biden, este cambio podría beneficiar al menos a 500.000 cónyuges no regularizados quienes tienen en promedio 23 años en Estados Unidos, y a por lo menos 50.000 menores de 18 años; aunque, según Barrón, la cifra de quienes enfrentan esa situación sería mucho más alta.