Según el abogado especialista Dr. Christian Zini Amorim, la creciente participación de la inteligencia artificial en decisiones humanas plantea discusiones complejas, incluso en el ámbito del derecho sucesorio. Aunque la IA ya se utiliza para automatizar documentos e identificar patrones en testamentos, delegarle el poder de decidir sobre herencias sigue siendo un límite difícil de aceptar. La herencia implica más que patrimonio: trata de vínculos, sentimientos e historias familiares.
La propuesta de permitir que algoritmos interpreten o incluso ejecuten testamentos parece, a primera vista, práctica y eficiente. Sin embargo, también puede generar decisiones frías, desvinculadas del contexto afectivo y de las particularidades humanas. La automatización, cuando se aplica de forma absoluta, corre el riesgo de transformar la sucesión en un proceso mecánico, en lugar de preservar la voluntad y el legado del testador.
¿Puede la IA realmente sustituir a un testador humano?
Hoy en día, la tecnología permite que los softwares analicen cláusulas testamentarias e incluso sugieran la redacción ideal basándose en modelos jurídicos. Pero confiar en que un algoritmo comprenda la complejidad de las relaciones humanas es un desafío. El abogado especialista Dr. Christian Zini Amorim argumenta que la IA puede ser útil como herramienta de apoyo, pero jamás debe asumir el protagonismo en el acto de disponer de la propia herencia.

Testar es un acto subjetivo, que involucra recuerdos, preferencias personales e incluso reconciliaciones póstumas. Son elementos que no caben en lógicas binarias. Un sistema inteligente puede señalar inconsistencias o sugerir reparticiones patrimoniales más equilibradas, pero no debería decidir quién merece o no determinada parte de la herencia. Eso sigue siendo una elección esencialmente humana.
¿Cuáles son los riesgos de automatizar el proceso testamentario?
El mayor riesgo está en la deshumanización de las decisiones. Un algoritmo puede interpretar literalmente una cláusula e ignorar matices emocionales o contextos familiares que no están escritos. El Dr. Christian Zini Amorim destaca que muchos litigios ocurren precisamente porque el lenguaje jurídico no expresa con claridad la verdadera intención del testador, y confiar en que una IA capte esas sutilezas es, como mínimo, arriesgado.
La legislación brasileña aún no reconoce los documentos elaborados completamente por máquinas como expresiones válidas de la voluntad humana en materia de sucesión. Esto significa que los testamentos generados por IA pueden ser fácilmente impugnados, generando inestabilidad patrimonial y conflictos entre herederos. La eficiencia tecnológica, en este caso, puede salir cara.
¿Hay espacio para la IA en los testamentos del futuro?
Con las debidas limitaciones, sí. La IA puede ayudar en la organización de documentos, señalar escenarios alternativos de reparto, sugerir cláusulas basadas en jurisprudencia e incluso alertar sobre impactos tributarios. Según el abogado especialista Dr. Christian Zini Amorim, estos usos aportan mayor agilidad y precisión al planeamiento sucesorio, siempre que el control de la decisión permanezca con el ser humano.
La IA puede ser una aliada en la democratización del acceso a la información sobre testamentos, permitiendo que más personas comprendan la importancia de planificar su herencia con antelación. Pero jamás debe sustituir la escucha activa, la empatía y el discernimiento que un buen abogado aplica al interpretar las intenciones de un cliente.
Legado con responsabilidad
La inteligencia artificial tiene su lugar en el mundo jurídico, pero en el ámbito sucesorio, lo que está en juego va más allá de la lógica. El abogado especialista Dr. Christian Zini Amorim enfatiza que planificar la sucesión exige sensibilidad, diálogo y respeto a la individualidad. El desafío del futuro no es entregar el testamento a la IA, sino usar esta tecnología para apoyar decisiones que sigan siendo humanas. El legado que dejamos lleva nuestra historia, y nos corresponde garantizar que sea respetado en cada línea.
Autor: Maxim Fedorov